THE BULLET IN THE Ángel Arango AIR
(translated from the Spanish by
Medea Benjamin)
First, the bullet quivered in the muzzle
of the revolver like the nose of a rat. Then it slid out into the air. He saw it coming and,
in the meantime, thought about Anas breasts, his sons heart, which must be the size of a peach.
It was gliding through the air, under the blue sky. The lizards, on the only tree around,
bit at each others necks. A gust of cold air made him think of his wife and remember Christmas, the toys, a dog he used to have.
He didnt move. He was as still as the statue of Don Tancredo.
He had gotten up at five in the morning and picked up all his things.
Books, papers, pencils, pens, like a schoolboy. The others were still sleeping. He made himself a cup of coffee and wearing
the same clothes from the night before, went out for a walk.
He wandered about, with nowhere to go. He just followed the sidewalks and paths until he got to where he was now.
The same place he had been the night before. Alone, nursing his last hopes.
He knew his weakness: he was tired; and he managed to get a hold on himself before it was too late.
He walked back home in the dark and lay down on the bed to wallow comfortably in his thoughts, in his fantasies.
Everything in his head worked like a movie. Memories, experiences, the future, the reality he didnt have and built up with images.
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LA BALA EN EL Ángel Arango AIRE
P
rimeramente, la bala tembló en la boca del revólver como la nariz de un ratón. Luego se deslizó hacia afuera, dentro del aire.
La vio venir y mientras, pensaba en los pechos de Ana, en el corazoón de su hijo, que tendría el tamaño de un melocón.
Estaba al aire libre, debajo del cielo azul. Las lagartijas se mordían los cuellos en el
único árbol que allí había. Una racha de aire frío le hizo pensar en su mujer y recordoacute; los Reyes, los juguetes, un perro que había tenido.
No se movía. Parecía la estatua de don Taneredo.
Se había levantado a las cinco de la mañana. Había recogido todas sus cosas. Libros, papeles,
lápices, plumas, como un colegial. Aún dormían los otros. Se hizo una taza de café y con la misma ropa de la noche anterior salió a caminar.
Andaba perdido: no tenía adonde dirigirse. Se dejó llevar por las aceras y por los trillos hasta llegar
al sitio donde se encontraba.
El mismo lugar adonde había estado por la noche. Solo, acunando las últimas esperanzas.
Conocía su debilidad: estar cansado, y logró sobreponerse antes de que fuera tarde. A oscuras había regresado a la casa y se había
tendido en la cama para revolcarse cómodamente con sus pensamientos, con sus fantasías.
Todo dentro de su cabeza funcionaba como una película. Los recuerdos,
las vivencias, el porvenir, la realidad que no tenía y que construía con imágenes.
¿Por qué?
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